31 marzo 2009

Declaración de París (23 de marzo de 2009)


(Fuente: catedrático Olle Johansson ; imagen: Dailymotion y Robin des Toits)

El pasado 23 de marzo, tuvo lugar en el Senado de Francia una declaración de los expertos, científicos y catedráticos Lennart Hardell, Frank Adlkofer, Dominique Belpomme y Olle Johansson. Bajo el título de «Tecnologías inalámbricas: un nuevo problema sanitario», los científicos y expertos (*) realizaron la siguiente declaración:

Declaración de 23 de marzo de 2009: Los campos electromagnéticos y la salud

La evolución darwiniana se produjo en presencia de campos electromagnéticos naturales. La orientación magnética es uno de los mecanismos biológicos utilizados por las aves migratorias y las abejas. Ningún científico puede en la actualidad afirmar categóricamente que la invasión de nuestros territorios europeos por parte de múltiples campos electromagnéticos artificiales no tiene, y no tendrá, repercusiones importantes sobre el comportamiento y la conservación de la fauna.

Los efectos de los campos electromagnéticos sobre la salud se han establecido a través de la observación clínica de un gran número de investigaciones toxicológicas y biológicas, así como a través de algunos estudios epidemiológicos. A día de hoy, en Europa, hay un número creciente de gente "electrohipersensible", personas que han desarrollado una intolerancia a los campos electromagnéticos.

Aunque los mecanismos biológicos de electrosensibilidad aún siguen siendo desconocidos, en Suecia están legalmente reconocidos como una discapacidad.

Nosotros, médicos -conforme al Juramento Hipocrático-, investigadores -actuando en nombre de la verdad científica-, nosotros, doctores e investigadores de distintos países de la Unión Europea, DECLARAMOS con total independencia de criterio, que cada vez encontramos un mayor número de pacientes que se han convertido en intolerantes a los campos electromagnéticos, y que esta intolerancia les está causando un perjuicio grave en términos de salud, de vida profesional y familiar, y que no podemos descartar la posibilidad de que desarrollen una enfermedad neurodegenerativa, o incluso algún tipo de cáncer, y que este perjuicio, por tanto, debe ser reconocido y compensado por los sistemas de la seguridad social de los diferentes Estados miembros de la Comunidad Europea.

Por la presente, queremos advertir a los gobiernos que, en vista de nuestros conocimientos actuales, no cabe excluir que, tras un período suficiente de exposición, esta intolerancia también podría afectar a los niños y, por consiguiente, causar en los próximos años un importante problema de salud pública en todos los países que utilizan de forma ilimitada las tecnologías basadas en la emisión de campos electromagnéticos.

Aunque nuestro conocimiento científico sigue siendo incompleto, y algunas cuestiones han dado lugar a controversia, la comunidad científica internacional reconoce unánimemente un serio peligro potencial en la salud pública, que requiere aplicar con urgencia el principio de precaución. Seguir las directrices de algunos grupos de presión y poner en peligro la salud, en nombre de beneficios a corto plazo y de los intereses económicos, sólo puede causar daño a todos nuestros conciudadanos.

(*):
  • Catedrático Franz Adlkofer, European Reflex Program Coordinator, Verum Foundation, Munich (Alemania)
  • Catedrático Dominique Belpomme, Université Paris-Descartes, Département d’oncologie médicale, Hôpital Européen Georges Pompidou, Paris (Francia)
  • Catedrático Lennart Hardell, MD PhD, Department of oncology, University Hospital, Orebro (Suecia)
  • Catedrático Olle Johansson, Department of neuroscience, Karolinska Institute, Royal Institute of Technology, Stockholm (Suecia)
Otra información indica que, el próximo 23 de abril, habrá otra mesa redonda con diferentes agentes sociales acerca de la telefonía móvil y las comunicaciones inalámbricas, organizado por el Gobierno francés.

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