Este fin de semana hemos recibido un ejemplo más de ciudadanos que se movilizan para pedir que no instalen antenas de telefonía móvil a escasos metros de sus domicilios o de los colegios en donde estudian sus hijos: esta vez ha sido en Galicia. La historia se repite.
Ahora en Ourense. Unas 200 personas protestaron la semana pasada (ver vídeo) para pedir a sus políticos que no concedan el permiso para colocar una antena de telefonía móvil en el tejado de un edificio situado frente en el colegio San Pío X.
Todo por el "derecho" a la cobertura (¿por qué no dicen directamente por el derecho a ganar dinero y se dejan de eufemismos?). Posiblemente, les digan que los niveles de exposición que manejan, están muy por debajo de los límites establecidos legalmente. ¿Están establecidos estos niveles para los niños?¿Están establecidos estos niveles para exposiciones permanentes y a largo plazo?¿Considera el Parlamento Europeo que estos niveles están actualizados en función del conocimiento científico existente en la actualidad?. Desgraciadamente, las tres preguntas pueden responderse con un contundente NO.
El principio de precaución, y sobre todo cuando se trata de niños, parece que no hace efecto en nuestros políticos. No estaría nada mal que fuesen expuestos durante una semana, tan sólo, a una radiación 3G de 60 V/m (por debajo del límite legal). A ver entonces si se atreven a cumplir la Ley...
No sólo hay que tener en cuenta los niveles de exposición a radiaciones no ionizantes, sino que también hay que tener otros dos parámetros en cuenta, y valorar todo el conjunto: tiempo de exposición y distancia a la antena. El cuarto factor, desgraciadamente, no se puede aplicar plenamente, y es el del blindaje.
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