(Fuente: A. Goldsworthy, Nature, Wikipedia, In these New Times, Hese-Project; imagen: Wikipedia)
Los criptocromos son pigmentos fotorreceptores que se encuentran al parecer en el núcleo de las células de las personas, animales, plantas y algunos microorganismos, con multitud de funciones. Éstos son esenciales en la orientación a través del campo magnético terrestre, en la reparación del ADN dañado, en los ritmos circadianos (el "reloj biológico") de plantas, animales y humanos, y en la regulación del sistema inmunológico.
Por lo visto, las funciones de estos pigmentos se ven seriamente afectadas por un amplio abanico de radiofrecuencias, entre ellas la de las antenas de telefonía móvil y otros sistemas inalámbricos. En la publicación de referencia Nature, el estudio de Ritz et al. (Nature Vol. 429, mayo 2004) ya informaba del descubrimiento de los efectos de las radiaciones de las radiofrecuencias sobre los criptocromos en la navegación de los animales.
Por tanto, no es nada extraño pensar que las emisiones de las antenas de telefonía móvil -entre otros emisores de radiaciones no ionizantes- pueden ser los causantesdel descenso de las población de pájaros o de abejas, que pueden perder su orientación o bien los fallos en su sistema inmunológico los hace más sensibles a los agentes patógenos a los que supuestamente son resistentes. Obviamente, hay otros agentes externos (pesticidas, otros agroquímicos, etc.), pero no se puede negar la influencia de las radiaciones de las radiofrecuencias.
Asimismo, también afecta a sus funciones del ritmo circadiano y a la regulación del sistema inmunológico. Esto es similar a lo comentado con la glándula pineal y la melatonina. La presencia de las radiaciones se percibe como una iluminación permanente, interrumpiendo el proceso nocturno del descanso, en donde el sistema inmunitario trabaja para reparar el esfuerzo realizado durante el día. De ahí que mucha gente que vive cerca de estaciones base de telefonía móvil (EBTM) se quejan de que se levantan cansados, que duermen mal, etc. Es por ello que hay que evitar que por las noches estemos expuestos a las radiaciones de las EBTM o bien de los puntos WiFi (se pueden desconectar).
Resumiendo, las radiaciones de los sistemas inalámbricos de comunicación afectan a los criptocromos. Esto produce alteraciones en los sistemas de orientación de los animales, afecta al sistema inmunológico, al "reloj biológico" e incluso a las plantas. Inocuo, al menos, no es. Curioso, cuando menos, que salgan a la luz los criptocromos para evitar que una operadora multiplique por cuatro la potencia de sus EBTM.
Los criptocromos son pigmentos fotorreceptores que se encuentran al parecer en el núcleo de las células de las personas, animales, plantas y algunos microorganismos, con multitud de funciones. Éstos son esenciales en la orientación a través del campo magnético terrestre, en la reparación del ADN dañado, en los ritmos circadianos (el "reloj biológico") de plantas, animales y humanos, y en la regulación del sistema inmunológico.
Por lo visto, las funciones de estos pigmentos se ven seriamente afectadas por un amplio abanico de radiofrecuencias, entre ellas la de las antenas de telefonía móvil y otros sistemas inalámbricos. En la publicación de referencia Nature, el estudio de Ritz et al. (Nature Vol. 429, mayo 2004) ya informaba del descubrimiento de los efectos de las radiaciones de las radiofrecuencias sobre los criptocromos en la navegación de los animales.
Por tanto, no es nada extraño pensar que las emisiones de las antenas de telefonía móvil -entre otros emisores de radiaciones no ionizantes- pueden ser los causantesdel descenso de las población de pájaros o de abejas, que pueden perder su orientación o bien los fallos en su sistema inmunológico los hace más sensibles a los agentes patógenos a los que supuestamente son resistentes. Obviamente, hay otros agentes externos (pesticidas, otros agroquímicos, etc.), pero no se puede negar la influencia de las radiaciones de las radiofrecuencias.
Asimismo, también afecta a sus funciones del ritmo circadiano y a la regulación del sistema inmunológico. Esto es similar a lo comentado con la glándula pineal y la melatonina. La presencia de las radiaciones se percibe como una iluminación permanente, interrumpiendo el proceso nocturno del descanso, en donde el sistema inmunitario trabaja para reparar el esfuerzo realizado durante el día. De ahí que mucha gente que vive cerca de estaciones base de telefonía móvil (EBTM) se quejan de que se levantan cansados, que duermen mal, etc. Es por ello que hay que evitar que por las noches estemos expuestos a las radiaciones de las EBTM o bien de los puntos WiFi (se pueden desconectar).
Resumiendo, las radiaciones de los sistemas inalámbricos de comunicación afectan a los criptocromos. Esto produce alteraciones en los sistemas de orientación de los animales, afecta al sistema inmunológico, al "reloj biológico" e incluso a las plantas. Inocuo, al menos, no es. Curioso, cuando menos, que salgan a la luz los criptocromos para evitar que una operadora multiplique por cuatro la potencia de sus EBTM.
1 comentario:
Pues a mi, lo que me hace gracia de que se publique este tipo de estudios en revistas científicas internacionales para profesionales de primer nivel como "Nature", es acordarme de como ciertos autodenominados "científicos" y sus séquitos, solían decir, "me creeré esto de los campos electromagnéticos y la salud, cuando se publique algo sobre lo mismo en revistas como Nature", bien, ¿dónde están ahora?, ¿qué es lo que dicen?, ¿cual es su opinión?, ¿quizás el clamoroso silencio...?, vamos, como para creerles en cualquier otra cosa que digan.
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