La semana pasada celebrábamos el 'Día del Niño'. Casi a la par, encontramos en Internet la película 'Nuestros hijos nos acusarán', de Jean-Paul Jaud, a la que corresponde la introducción que acompaña esta nota. En ella, el Dr. John Peterson Myers, investigador de Ciencias de la Salud Medioambiental de EEUU, en una jornada en la UNESCO en París, aseguró que es la primera vez en la Historia Moderna que la nueva generación de niños va a tener una salud peor que la de sus padres. La causa son los factores medioambientales, entre los que se incluyen nuevos materiales, pesticidas o los campos electromagnéticos.
Por otra parte, en el informe del año 2002 de la Organización Mundial de la Salud, 'La salud de los niños y el medio ambiente: Una revisión de las pruebas', ya se advertía que las las principales fuentes de campos electromagnéticos debían ubicarse lejos de los colegios y zonas residenciales (pág. 41). Asimismo, indicaban que la falta de pruebas concluyentes de carcinogenicidad no debía impedir la elaboración de medidas legislativas para aplicacar medidas destinadas a reducir al mínimo la exposición de los niños (pág. 95).
Si a todo esto añadimos los llamamientos de este año del Dr. Ronald Herberman -recomendando prudencia en la utilización del móvil, especialmente por parte de los niños- y las declaraciones realizadas por el Comité Ruso para la Protección de Radiaciones No Ionizantes -en el que alertaron que, debido al avance imparable e incontrolable del móvil, la salud de las siguientes generaciones se encuentra en peligro-, y la nula aplicación que están haciendo los políticos de dichas alertas (así como de las resoluciones del Parlamento Europeo), sólo nos queda prevér un negro horizonte sanitario para los niños de hoy y del mañana.
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