Fuente: Ya.com
No es que sea la solución final, pero quizás la actitud de los Ayuntamientos de Portugalete y de Eibar pueden resultar ser la solución menos mala. Por lo menos intentar organizar de forma civilizada y transparente para el ciudadano la instalación de antenas, limitando el libertinaje con el que actúan las operadoras, campando a sus anchas.
Analicemos el caso del Ayuntamiento de Eibar.
Las instalaciones de antenas para telefonía móvil que los operadores quieran colocar a partir de ahora en el término municipal de Eibar deberán estar situadas y concentradas en tres lugares. El Ayuntamiento ha adoptado una decisión mediante la que se pretende dar una solución equilibrada y uniforme tanto para el funcionamiento de las empresas de telefonía como para garantizar el suficiente alejamiento de estas infraestructuras del centro urbano.
Los puntos escogidos son la zona situada entre los depósitos de agua de Ipurúa y Tutulukua, por encima del barrio de Ipurúa; la parte alta del barrio de Miraflores, donde ya existe una instalación de antenas de comunicación del Gobierno vasco; y el entorno de Sautsi próximo al depósito de Iragorri, en la ladera del monte. La decisión ya ha sido aprobada y ha quedado plasmada en el documento del Plan General.
Hay que remontarse a varios atrás para conocer el origen de esta iniciativa. Con motivo de la desmesurada expansión de antenas para la telefonía móvil, se creó una cierta alarma social sobre los posibles perjuicios para la salud de las emisiones de estas estaciones. Y al mismo tiempo se constataron los daños medioambientales que generaban desde el punto de vista estético la proliferación de antenas en diferentes lugares, incluso sobre tejados de edificios del casco urbano.
Ante la problemática, el Ayuntamiento encargó a la empresa de telecomunicaciones eibarresa G-93 la realización de un estudio al respecto «que pudiera satisfacer ambas sensibilidades, la de los temores de la ciudadanía y la de los operadores de telefonía».
Criterios seguidos
Los criterios que marcó el Ayuntamiento a G-93 para realizar el informe fueron dos. Que los lugares escogidos posibilitaran mayor cobertura posible a la telefonía móvil, y que dichos puntos se encontraran lo más alejados posible del casco urbano. En principio, la empresa propuso hasta ocho emplazamientos distintos, y en todos ellos se garantizaban los niveles exigidos de radiación y la máxima cobertura.
Dado que algunas de estas ubicaciones se consideró que estaban muy próximas a la ciudad, finalmente se escogieron Ipurúa, Miraflores y Sautsi, dado que eran los que más fielmente cumplían los requisitos exigidos. Tras este acuerdo, cada vez que una operadora de telefonía móvil solicite licencia para habilitar una nueva estación repetidora, deberá hacerlo en alguno de estos tres lugares.
Hubo un factor más que hizo decantarse la balanza hacia estas tres alternativas: El hecho de que los puntos elegidos cuentan con las suficientes dotaciones de accesos en condiciones, por lo que no será necesario acometer la construcción de nuevos caminos que volverían a dañar el ámbito rural desde el punto de vista medioambiental.
«El acuerdo lo hemos tomado atendiendo a criterios técnicos, pues ha sido una empresa de reconocido prestigio en la materia la que nos ha aconsejado», han asegurado fuentes municipales. De hecho, y pese las habituales polémicas que se suscitan en materia de antenas de telefonía móvil, los grupos han estado de acuerdo de forma unánime a la hora de aceptar la propuesta presentada.
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