04 agosto 2006

PONCIO

Sucedió en un pueblecito de China. Resultó que había un comercio llamado 烘烤 (TA-HO-NA), vamos que panadería para nosotros. Aparte de vender una serie de productos, también los fabricaba y producía perjuicio a sus vecinos. Uno de estos se quejó y denunció los hechos al 市政厅 (CON-SIS-TO-LIO), que traducido significa Ayuntamiento.

El jefe del Consistolio declaró públicamente que comprendía a sus vecinos, pero que sus COM-PETEN-CIAS (o sea, incompetencias) sólo le permitían vigilar el horario de cierre y apertura del establecimiento, puesto que todo lo demás era responsabilidad de las instancias superiores cantonales, zonales y estatales. Era obvio también que el 共产党 (Partido Comunista) debía vigilar todo el proceso. A continuación pidió una jofaina de agua templada y se lavó las manos. [El cronista de esta historia no indica si el nombre del Jefe del Consistolio era Pilatos o 时间差 MAL-LA-HO-LA].

Y este pequeño relato me recuerda no sé por qué al tema de las estaciones base de telefonía móvil. ¿Será porque como hay competencias locales, provinciales, autonómicas y estatales, al final todos se lavan las manos y no hacen nada en favor del ciudadano de a pie?. ¿Qué defensa tiene el ciudadano ante un galimatías que no tiene por qué entenderlo?.

La respuesta es bien sencilla: tiene que contratar y pagar de su bolsillo a expertos que le defiendan ante las diversas Administraciones, a las cuales también sostiene vía impuestos. Pregunta final: ¿SOMOS CIUDADANOS O SÚBDITOS?

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