No es por ser alarmista, pero sigo exigiendo a nuestros cargos públicos, elegidos democráticamente, que velen por nuestra salud y apliquen el principio de precaución. Hay que buscar mucho, pero al final se encuentra. Las mismas ondas electromagnéticas (CEM/ELF) que producen las antenas de telefonía móvil las tienen, a diferente frecuencia, los puntos de acceso WiFi. Pues bien, la Universidad de Lakehead, de Canadá, ha prohibido las redes inalámbricas en el campus en marzo de 2006, hasta que no se aclare qué riesgo tienen para la salud las CEM/ELF. A ver si cunde el ejemplo. Otra tecnología similar es WiMAX: el pueblo sueco de Götene ha tenido que apagar el sistema inalámbrico de banda ancha (junio 2006) dada la multitud de problemas de salud que estaba creando.
Por otro lado, encuentro más manipulaciones para tranquilizarnos. Tras los estudios comentados de Lennart Hardell de la Universidad sueca de Örebro y Kjell Hansson Mild del Instituto Nacional Sueco del Trabajo de Umeå (enero 2006) y del equipo de investigación alemán del proyecto del Interphone, aparecen los resultados del grupo inglés del mismo proyecto. El proyecto del Interphone es un proyecto de investigación internacional que estudia los posibles riesgos de padecer un tumor asociado al uso del teléfono móvil. Trece países están participando en el proyecto, que está siendo coordinado por Elisabeth Cardis de la agencia internacional para la investigación sobre el cáncer (IARC) en Lyon, Francia. Los E.E.U.U. no participan.
A lo que iba. El 20 de enero de 2006, los resultados avanzados por el grupo inglés nos tranquilizan enormemente. La pena es que el estudio revela que el riesgo de padecer un glioma estaba entre los que habían utilizado los teléfonos móviles durante más de diez años, aunque el riesgo es relativamente pequeño (el 20%). Si estudiamos los casos detalladamente, vemos que los ipsolaterales (los tumores asociados al mismo lado desde el que se habla por teléfono) suben más del 24% de lo previsto, que sí es significativo. Por lo que el equipo del Reino Unido balanceó los resultados con los del lado contrario (contralaterales), en los que daba menor riesgo.
Y esto no es todo. Los datos contralaterales daban unos resultados excesivamente "tranquilizadores". Preguntados por ello, el equipo argumentó que los pacientes con tumor cerebral tienden a olvidar cómo utilizaban sus móviles... ¿sospechoso?.
Sam Milham (epidemiólogo de Olympia, Washintong), concluye, tras corregir y compensar los datos del grupo sueco de Interphone, liderado por María Feychting del instituto de Karolinska de Estocolmo, que éstos “demuestran que el uso ipsilateral del teléfono móvil está asociado al desarrollo del tumor de cerebro.”
En fin, que casi todos obvian los resultados en los que avisan del peligro tras 10 años de utilización del móvil.
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