Creyó firmemente en que la instalación de una antena de telefonía móvil encima de su domicilio no iba a resultar positivo para su salud y la de su familia, especialmente la de sus nietos. Luchó contra su propia comunidad de vecinos, contra la administración, contra una operadora de telefonía,... y al final ganó. Creyó y apostó por defender sus derechos y la de los vecinos colindantes, que iban a recibir una dosis de radiación permanente que él consideraba que pisaba sus derechos y la de sus vecinos, y lo consiguió.
Todo un ejemplo de buen humor pese a las adversidades, y de no dejarse atropellar, por muy grandes que fuesen los intereses en juego. Desgraciadamente, no ha podido disfrutar mucho del éxito que tanto le desgastó, pero su ejemplo ha sido un buen legado.
¡¡Gracias por todo y descansa en paz!!