Poco duran las alegrías. Si ayer anunciábamos la votación casi por unanimidad del Parlamento Europeo de la iniciativa para la protección de los ciudadanos europeos para la protección sanitaria de los campos electromagnéticos (CEM), hoy nos enteramos de una iniciativa totalmente contraria.
Resulta que ahora vamos a poder utilizar el móvil en el avión. Para un espacio en el que nos habíamos liberado de él y de CEM artificiales... por razones de seguridad. En breve, los vuelos europeos que estén por encima de los 3.000 metros podrán activar una picocelda -una pequeña estación base de telefonía móvil- para poder realizar llamadas desde el móvil.
Desde luego, no será la única radiación que reciban los ocupantes del avión: parece ser que la radiación cósmica ionizante afecta más que el tabaco entre los que más tiempo se pasan volando.
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