A finales del pasado mes de mayo la Agencia Internacional sobre el Cáncer (IARC), dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), incluyó las radiaciones electromagnéticas (CEM) provenientes de la telefonía móvil, entre otros, como posible agente carcinógeno para el ser humano (grupo 2B).
31 científicos de 14 países examinaron los distintos estudios existentes. Una de las principales conclusiones de dicho grupo de trabajo, publicada en la Revista Lancet el pasado día 22 de junio, ha sido que "aunque, tanto el estudio Interphone y como el análisis de Suecia pueden ser susceptibles de tener sesgos -debido a la selección de los participantes y a la eliminación de errores-, el grupo de trabajo concluye que los resultados no pueden ser ignorados debido sólo a que pueden contener sesgos, y que una interpretación causal entre la exposición a los CEM o radiofrecuencias del teléfono móvil y el glioma es posible. Una conclusión similar se obtuvo de estos dos estudios para el neuroma acústico, aunque el número de casos analizados fueron sustancialmente menores que para el glioma. Por otra parte, un estudio realizado en Japón encontró evidencias de un aumento del riesgo de padecer un neuroma acústico asociado al uso del móvil en el mismo lado en el que aparece dicho tipo de tumor ".
Una gran mayoría de los miembros del grupo de trabajo apoyaron la inclusión de los CEM en el grupo 2B, de posible agente carcinógeno para el ser humano.
Tras esta decisión de la IARC, podemos encontrar posicionamientos de catedráticos, como el Dr. G.K. Rath, director del Rotary Cancer Institute del AIIMS, que recomiendan que los niños, adolescentes y mujeres embarazadas reduzcan al máximo el uso del móvil, ya que se encuentran entre la población de mayor riesgo de absorción de dicha radiación.
Por otro lado, la Industria y quienes siempre defienden la inocuidad de la exposición a CEM, parece que no se han quedado de brazos cruzados. Los que en su día negaban cualquier efecto distinto al térmico de los CEM sobre la salud humana, se basaban en la nota descriptiva n° 304 de la OMS, de mayo de 2006. Ahora que sale la nº 208 de mayo de 2011, alertando del posible riesgo, no quieren saber nada de ella y tratan de minimizar el riesgo o de criticar la falta de solidez científica de la medida: la CCARS, la AECC o la SEOM, entre otros.
Como bien decía el Catedrático e investigador de Biofísica Andrew Marino, "la razón por la que los CEM se han convertido en una controversia es que, los resultados inconsistentes de un experimento a otro fueron interpretados, utilizando el modelo de la física, como contradictorios. Sin embargo, la contradicción en biología es una prueba. La certeza en la biología es imposible".
Utilizando el modelo de la biología, existen los efectos no térmicos a una exposición de CEM , tal y como ha encontrado Rony Seger et. al., que lo explicó claramente en el documental "Vivir rodeados de ondas" (min 34, 11 seg.). El cuerpo humano responde a las radiaciones. Si, además, abusamos de una exposición permanente a estos CEM y desde edades cada vez más tempranas, el riesgo está servido.
1 comentario:
Gracias por este artículo, lo esperábamos un@s cuant@s, complementa al informe de la OMS, ya que vuestro blog cada vez es leído por mas gente.
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