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Fuente: El País, El Periódico, DSalud, Wikipedia, ECDC; imagen: El Economista)
Las declaraciones del Consejero Delegado de Telefónica Móviles, Javier Aguilera, en la que afirmaba que la telefonía móvil "es un factor más por el que una persona se muere", junto con las quejas y miedos de los vecinos colindantes a una antena, siempre han sido (y siguen siendo) respondidas con argumentos similares: la OMS en sus publicaciones indica que dicha tecnología, si respeta los límites establecidos por la ICNIRP, es segura para la población.
Nada importan los
20 estudios que
sí concluyen que las radiaciones electromagnéticas pueden producir alteraciones en el ADN, o el
Informe Hyland, o
los estudios epidemiológicos al respecto que tiene la OMS, y que han sido revisados, que advierten del peligro que puede tener para nuestra salud vivir en las proximidades de una antena de telefonía móvil... En este caso, las declaraciones de la directora de la OMS
Margaret Chang de «
en una atmósfera de considerable incertidumbre científica [...]
como nuestra obligación es salvaguardar la salud pública, la tendencia de los responsables que afrontan estas situaciones es casi siempre la de equivocarse por exceso de precaución». En nuestro caso, parece que no es necesaria tanta precaución ya que la presión de los grupos de
lobbies (operadoras) va justo en el otro sentido.
Al contrario de lo que parece que hicieron con
la gripe A (H1N1) cuando los
lobbies eran las empresas farmaceúticas: consiguieron modificar la definición de pandemia (ya no hacía falta que no hubiera inmunidad y pudiera provocar una alta mortalidad). De ahí que anunciaran la primera pandemia en 40 años, aumentando el
nivel de alerta máximo el pasado 11 de junio de 2009. Y las farmaceúticas frotándose las manos por el negocio a la vista, ya que los medicamentos no iban a ser genéricos.
Por si los niveles de alerta no impactaban mucho, siguieron con la táctica del
miedo. Recordar que con la anterior gripe aviar (H5N1) de septiembre de 2005, en donde los "fallecimientos podrían llegar hasta los
150 millones de habitantes en el planeta", finalmente -y contando desde 2003- las muertes mundiales atribuidas a esta gripe han sido sólo
426 personas. Ahora, con la gripe A, anuncian que “hasta
2.ooo millones de personas podrían infectarse en los próximos dos años - casi un tercio de la población mundial”. Un
seguimiento de la "pandemia" muestra que sólo se han producido en todo el mundo
14.286 muertes desde el 30 de marzo de 2009 (en nuestro país, la gripe normal -la estacional- produce la muerte de cerca de 8.000 personas al año).
Estas predicciones basadas en la política del miedo han hecho que en nuestro país
se cancele la compra de 24 millones de vacunas (aunque
mantienen 13 millones de dosis para este año), y que la Comisión de Salud de la Asamblea Parlamentaria del
Consejo de Europa, a instancias de su presidente el epidemiólogo
Wolfgang Wodarg, ha impulsado
una iniciativa para que se investigue el posible papel de los laboratorios y analizar si la gestión de esta crisis sanitaria por parte de la OMS está siendo adecuada.
Recordar que la actitud de la OMS
ha sido criticada hasta por la prestigiosa revista médica The Lancet, que en su día consideró que
la OMS se ha movido por criterios políticos y no científicos.
Veámos a ver en qué quedan estas investigaciones -y la propia interna puesta en marcha por la OMS-, pero, mientras exista incertidumbre científica y existan grupos de interés económico, mejor vacunarse contra la OMS y sus declaraciones.