Últimamente, las operadoras nos "bombardean" con artículos acerca de las bondades de la telefonía móvil: de los avances sociales en los que han participado, de su ayuda en catástrofes humanitarias, de su ayuda para hacer crecer a sociedades en desarrollo, de lo necesario que puede resultar para las nuevas formas de educar,...
Pero lo que nada dicen es que, frente a sus bondades -quizás para contrarrestar la imagen provocada tras su clasificación de la OMS en el grupo 2B, como posible agente cancerígeno-, está el monumental negocio que mueven. Tampoco publican artículos diciendo que las tarifas que aplican en nuestro país son un 60% más caras que en Europa.
Por tanto, no es oro todo lo que reluce, por más que lo vistan de bondadoso.
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