Hay que ver la que se armó sobre un supuesto fraude en los datos de una investigación acerca de los efectos biológicos de la radiación de los móviles. Incluso publicaron un artículo de la revista Science Magazine, una de las más importante del mundo científico. Las pruebas se basaban en la alerta del fraude realizada por el catedrático Alexander Lerchl, director del Comité para las Radiaciones No-Ionizantes de la Comisión para la Protección de Radiaciones de Alemania (SSK) de la Oficina Federal alemana para la Protección de Radiaciones (BfS). Después de la publicación, Lerchl ha seguido tachando de fraude la investigación hasta pasado un año, la última vez el 22 de septiembre de 2009.
Si en su día ya pusimos en cuarentena las críticas del artículo de Science Magazine, ya que contenía datos científicos incorrectos, tras el veredicto del Consejo de la Universidad de Medicina de Viena (MUV), exculpando al catedrático Rüdiger, aún con más razón.
Por lo visto Lerchl y el Rector de la MUV, el catedrático Wolfgang Schütz, han cometido un gran error, que luego se ha visto ensombrecido por el conocimiento casual de que el presidente del primer Consejo de MUV que iba a dictaminar sobre el supuesto fraude científico era empleado de una industria de telecomunicaciones (juez y parte). Desgraciadamente, no dimitió previamente por conflicto de intereses, sino por el descubrimiento casual de en dónde trabajaba.
Eso sí, el daño que han hecho a los autores del estudio, al que incluso trataron de quitar del mundo de las publicaciones científicas, no se lo va a reparar nadie (y pocos podrán ver el acta de la celebración del Consejo que rehabilitó a los científicos "sospechosos", ya que la MUV la ha catalogado como documento secreto). Parece que en Austria es la mejor manera de disipar las dudas...
Si en su día ya pusimos en cuarentena las críticas del artículo de Science Magazine, ya que contenía datos científicos incorrectos, tras el veredicto del Consejo de la Universidad de Medicina de Viena (MUV), exculpando al catedrático Rüdiger, aún con más razón.
Por lo visto Lerchl y el Rector de la MUV, el catedrático Wolfgang Schütz, han cometido un gran error, que luego se ha visto ensombrecido por el conocimiento casual de que el presidente del primer Consejo de MUV que iba a dictaminar sobre el supuesto fraude científico era empleado de una industria de telecomunicaciones (juez y parte). Desgraciadamente, no dimitió previamente por conflicto de intereses, sino por el descubrimiento casual de en dónde trabajaba.
Eso sí, el daño que han hecho a los autores del estudio, al que incluso trataron de quitar del mundo de las publicaciones científicas, no se lo va a reparar nadie (y pocos podrán ver el acta de la celebración del Consejo que rehabilitó a los científicos "sospechosos", ya que la MUV la ha catalogado como documento secreto). Parece que en Austria es la mejor manera de disipar las dudas...
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