Las administraciones locales, esto es la extensión de municipios y su pelágica red de capacidades normativas, tienen una responsabilidad más que notable en materias que con frecuencia, para exonerarse de tal responsabilidad, prefieren atribuir a instancias superiores.
El caso que hoy nos ocupa es bien sintomático, relacionado con la salud electromagnética en el vizcaíno municipio de Getxo. El Consistorio municipal, tras años de estudio ha llevado a cabo un faraónico teatro junto al edificio de Telefónica que, desde hace décadas, alberga en su techo una enorme antena de telefonía móvil. La movilización vecinal contra la desproporción del mastodóntico Antzoki, ha devenido en varias ideas por parte de la vecindad incluyendo albergar la escuela de música, que iría en el Antzoki, en el edifcio aledaño de Telefónica, actualmente vacío. Esta anodina propuesta, que, como otras, están poniendo en jaque un plan municipal preconcebido, ha destapado la despreocupación del Consistorio en materia electromagnética.
Para neutralizar la reflexión vecinal, el concejal de urbanismo alega que, como Telefónica pide mantener el edificio y la antena en su tejado, la ubicación en su edificio de una Musika Eskola para 500 niños es “absolutamente inadecuada en un edifcio industrial, con una antena de telefónia móvil y dos centros de transformación”. Y pretendiendo desactivar un argumento, el concejal Arregi hace público y oficial que dicha antena resulta inadecuada para -hemos de deducir- los actuales vecinos que viven junto a ella, los vecinos que desarrollan en la céntrica plaza de San Nikolás vida social, y los 500 niños que estudiarán música justo a su lado, pues es en su inmediata unión donde se erigirá el gran Getxo Antzoki.
El caso que hoy nos ocupa es bien sintomático, relacionado con la salud electromagnética en el vizcaíno municipio de Getxo. El Consistorio municipal, tras años de estudio ha llevado a cabo un faraónico teatro junto al edificio de Telefónica que, desde hace décadas, alberga en su techo una enorme antena de telefonía móvil. La movilización vecinal contra la desproporción del mastodóntico Antzoki, ha devenido en varias ideas por parte de la vecindad incluyendo albergar la escuela de música, que iría en el Antzoki, en el edifcio aledaño de Telefónica, actualmente vacío. Esta anodina propuesta, que, como otras, están poniendo en jaque un plan municipal preconcebido, ha destapado la despreocupación del Consistorio en materia electromagnética.
Para neutralizar la reflexión vecinal, el concejal de urbanismo alega que, como Telefónica pide mantener el edificio y la antena en su tejado, la ubicación en su edificio de una Musika Eskola para 500 niños es “absolutamente inadecuada en un edifcio industrial, con una antena de telefónia móvil y dos centros de transformación”. Y pretendiendo desactivar un argumento, el concejal Arregi hace público y oficial que dicha antena resulta inadecuada para -hemos de deducir- los actuales vecinos que viven junto a ella, los vecinos que desarrollan en la céntrica plaza de San Nikolás vida social, y los 500 niños que estudiarán música justo a su lado, pues es en su inmediata unión donde se erigirá el gran Getxo Antzoki.
Lo más relevante ha sido oficializado: lo inadecuado de la antena de Telefónica. Ahora vienen las preguntas que devienen de ese peligro social oficialmente admitido. ¿Quién otorga licencias de antena de telefónia móvil en el municipio de Getxo? ¿Qué hace el Consistorio para paliar lo “inadecuado” de dicha antena? ¿Qué plan general al respecto de esta y otras estaciones tiene el Consistorio?
La preocupación persiste por la aparente desidia del departamento de urbanismo en afrontar un problema que el mismo concejal aduce instrumentalmente, para intentar contrarestar un argumento vecinal. Con esta calidad en la gestión municipal no es extraño que el caos se haya apoderado en el municipio de Getxo en la gestión de buen número de materias, entre ellas la contaminación electromagnética.
Queda claro, por el propio silencio administrativo, que el reconocimiento de un punto de peligro en la antena de Telefónica en la céntrica plaza municipal no implica al Ayuntamiento que, desde la alarmante declaración de su concejal en la nota de prensa, nada ha manifestado al respecto de la situación de esta y otras muchas antenas dispersadas por el municipio.
La obtusidad no exime de responsabilidades, y, tanto la ley del silencio consistorial, como el añadido del tabú del resto de partidos respecto a este muy serio tema, están manteniendo en punto muerto la reconocida insalubridad de la antena de telefonía – ¿conocida desde cuándo? – situada en la plaza San Nikolas. Mientras, los ciudadanos se organizan ante un caos organizativo de antenas a lo largo del municipio, que aunque sea por un desliz, sabemos repercute “inadecuadamente” en la salud de la población. Y este es, sin duda, un precedente significativo porque se derivan responsabilidades bien visibles. En realidad, nos jugamos, a tenor de las palabras del consejal, nuestra propia salud.
1 comentario:
ya ves...
el edificio malo pero separado por una pared es bueno...
Donde se ha visto eso?? a ver Arregi en que quedamos... es bueno o malo????
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