La Agencia de Ontario (Canadá) para la Protección y Promoción de la Salud, la OAHPP, presentó enl 10 de septiembre del año pasado un estudio titulado "La tecnología inalámbrica y sus efectos en la salud: evidencias y revisión. ¿Hay efectos sobre la salud humana relacionados con el uso de la tecnología de acceso inalámbrico a Internet (Wi-Fi)?" -en inglés-.
En dicha revisión, indican que los efectos potenciales para la salud de la exposición a radiaciones no ionizantes provenientes, entre otros, de los campos electromagnéticos (CEM) de sistemas WiFi, es un campo de investigación plenamente activo. Y que no deberían sorprender resultados de investigaciones contradictorios.
Debido a esta inconsistencia, es posible seleccionar estudios de investigación individuales cuyos resultados estén a favor de una opinión, que puede ir desde la ausencia de riesgo sobre la salud hasta una clara necesidad de reducir los límites actuales de exposición en el otro.
Aunque la revisión de la literatura científica por parte de la Real Sociedad de Canadá de 2009 sigue pidiendo nuevas investigaciones para conseguir nuevos hallazgos, aún no ha encontrado pruebas concluyentes de los efectos adversos sobre la salud debido a niveles de exposición por debajo de las actuales directrices de Canadá (Safety Code 6).
El documento explica que, aunque dista mucho de ser concluyente, no hay una evidencia clara de que el uso frecuente de móviles pueda estar asociado a largo plazo con un mayor riesgo de tumores en el lado de la cabeza donde se utiliza. Esta es un área activa de investigación y posteriores estudios pueden confirmar o refutar esta asociación.
El grado de "precaución" que debe incorporarse en los límites de exposición para el público es siempre un tema de debate. Por ejemplo, los límites de exposición en Canadá son de protección contra los conocidos efectos térmicos producidos sobre los tejidos, junto con el uso de factores de seguridad seleccionados por organismos de normalización.
Recientes investigaciones muestran que la exposición WiFi es sólo una pequeña fracción (menos del 1%) de lo que se recibe durante el uso típico de los teléfonos móviles. Por esta razón, gran parte de la investigación sobre los posibles efectos se ha centrado más, y probablemente lo seguirá haciendo, sobre la exposición de teléfonos móviles más que en el WiFi.
De forma poco optimista, los autores concluyen el informe con que, dada la experiencia con otras fuentes de radiación no ionizante (por ejemplo las líneas eléctricas), que han estado en uso mucho más tiempo que los teléfonos móviles o el WiFi, es poco probable que todas las controversias se resuelvan hasta después de décadas de nuevas investigaciones.
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