Un estudio aparecido en el número de febrero de JAMA (Journal of American Medical Association) revela que hay evidencias de que las radiaciones no ionizantes que emiten los teléfonos móviles afectan a las funciones cerebrales, incrementando la actividad metabólica.
Una exposición de 50 minutos a las radiaciones de un teléfono móvil -emitiendo una energía inferior a la que recibiría un usuario que estuviese hablando por el móvil ya que estaba tan sólo en modo recepción de llamadas- se ha asociado con un aumento de la tasa metabólica cerebral de glucosa en la región más cercana a la antena del móvil. Indicar que el cerebro, a pesar de que representa solo el 2% del peso corporal, extrae cerca del 10% de la glucosa que transporta la sangre arterial.
Este número de la Revista de la Asociación Médica Americana también publica un editorial en el que indica que, aunque se desconoce el impacto biológico de esta alteración, sigue la línea de los hallazgos que ya obtuvo en 1985 A.P. Sanders en las ratas. También se pregunta si esta alteración puede producir otras alteraciones en otras funciones cerebrales como la actividad neuroquímica y de los neurotransmisores, que pueden tener efecto en otros órganos, así como en las respuestas fisiológicas inesperadas. Y que deben garantizarse nuevos estudios con el fin de investigar qué puede significar esta alteración, o dar más importancia también a los campos electromagnéticos extremadamente bajos (ELF) que también emiten los móviles y que se han estudiado poco.
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