(Fuente: Prof. Dra. M. J. Azanza, AVAATE)
La reciente publicación de la Resolución de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 31 de mayo de 2011 que, siguiendo las recomendaciones de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IACR), ha incluido a los Campos Electromagnéticos (CEM) en el Grupo 2B de la OMS como posible agente cancerígeno, ha despertado en los medios de comunicación un cúmulo de variados artículos que, en términos generales son adversos al comunicado de la OMS y han sido realizados, en su mayoría, por autores no científicos y desconocedores, por tanto, de la evidencia y método científicos, o bien basados en parte interesada, como son los informes de las compañías de telefonía móvil, a los que los científicos no pueden mantenerse ajenos.
Es por ello que los Catedráticos de Biología Celular y Magnetobiología, la Prof. Dra. Mª Jesús Azanza, y de Física de Materia Condensada, el Prof. Dr. Agustín del Moral, han publicado un artículo con sus comentarios a las preguntas más frecuentes suscitadas por dicha Resolución. Comentarios que están apoyados en cerca de 25 años de investigación en el Laboratorio de Magnetobiología de la Universidad de Zaragoza sobre los posibles efectos biológicos de los CEM tanto de baja (0,1-100 Hz) como de alta frecuencia (9,6 GHz y 13,6 GHz) en neuronas y astrocitos humanos.
Los autores manifiestan su acuerdo con dicha resolución de la OMS. Explican la existencia de estudios que muestran como los CEM son capaces de producir efectos genotóxicos (daños en el ADN), así como potenciar un proceso canceroso producido por otras vías (copromotores). Los propios autores del artículo han podido demostrar esta última capacidad de los CEM en su Laboratorio.
La actual realidad científica, indica que existen evidencias limitadas de carcinogénesis por el uso de la telefonía móvil en humanos, pero suficiente en animales de experimentación. El valor de la experimentación sea en animales o en células en cultivo es el de proporcionar la evidencia de un hecho que es posible que ocurra a nivel de humanos si se dan ciertas condiciones bien controladas. Los Catedráticos consideran necesario conocer científicamente los efectos de los abundantes CEM para conseguir que la población viva en condiciones de seguridad, no solo para la salud, sino también para mantener nuestro medio ambiente.
Finalmente, los autores indican que la OMS está aplicando el Principio de Precaución, principio que se aplica cuando una evaluación científica objetiva indica que hay motivos razonables de preocupación por los potenciales efectos peligrosos sobre la salud o el medio ambiente, a pesar de los niveles de protección adoptados (leyes), que deben ser modificados frente a las evidencias científicas encontradas por los investigadores, las cuales evolucionan.